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Los fans más incondicionales (y probablemente también más locos) de Heinz acaparan todos los focos en la primera campaña global de la marca en sus 150 años de historia.
El amor de los fans más acérrimos de Heinz por los productos de la famosa marca estadounidense raya a menudo en la locura. Hay quienes van invariablemente pertrechados de bolsitas de kétchup por si en los establecimientos donde eligen llenar la panza no sirven el famoso condimento.
Los fans más incondicionales (y probablemente también más locos) de Heinz acaparan precisamente todos los focos en la primera campaña global de la marca en sus 150 años de historia.
El eje central de «It has to be Heinz» (así se llama la última campaña de Heinz) pivota en torno al amor irracional que inspiran a un buen número de personas los productos de celebérrima marca.
Las historias de esas personas son la columna vertebral de la primera campaña global de Heinz, donde algunos llegan al extremo de tatuarse el logo de la marca, hurtar botellas de kétchup en los hoteles o pasar a hurtadillas latas de judías por los controles de los aeropuertos.
Estas historias, reales como la vida misma, han sido compiladas por Heinz con la ayuda de las redes sociales, los medios de comunicación y el boca a boca.
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«Mientras buscábamos unificar la marca bajo una única plataforma global, tuvimos la oportunidad de zambullirnos en el universo de nuestros clientes y descubrimos que todos tenían algo en común: su amor irracional por los productos de Heinz«, explica Diana Frost, chief growth officer de Kraft Heinz en Norteamérica. «Somos una marca obsesionada con sus clientes y hemos creado ‘It has to be Heinz’ como tributo a todos ellos. Nuestros fans son nuestras musas», añade.
Alumbrada por la agencia Wieden+Kennedy Nueva York, la campaña incluye un spot principal («Anthem») y otros cinco anuncios que relatan historias reales (o más o menos preñadas de veracidad) sobre la marca Heinz.
Uno de los anuncios muestra a una mujer afanando mini botellas de kétchup Heinz de un carrito del servicio de habitaciones de un hotel y otro fija la mirada en un coleccionista de productos y «merchandising» de la marca. Protagonizan asimismo la nueva campaña de Heinz un hombre que adereza el sushi con kétchup o un niño que pega lametazos a un helado con salsa de tomate encima.
«Los mejor es que no hemos tenido que inventarnos nada», subraya Jessica Ghersi, directora creativa asociada de Wieden+Kennedy Nueva York. «Las historias están ya ahí fuera. Solo tuvimos que encontrarlas y dejarlas brillar por sí mismas», agrega.
La nueva campaña de Heinz verá la luz en la televisión, el cine, las plataformas de vídeo online, las redes sociales y los medios de publicidad exterior y debutará en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Alemania antes de desembarcar en otros mercados en los próximos meses.
En otras campañas recientes Heinz ha denunciado la degradación del suelo apoyándose en Fortnite o ha reprendido a aquellos restaurantes que rellenan con kétchup de marcas genéricas sus icónicas botellas.
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